“Disfruto mi papel como abuela virtual”:Josefina Contreras

Cada noche  cuando Josefina llega a casa, recibe un mensaje por celular e inmediatamente cumple la cita con su nieto de dos años, por Skype. “Con esa motivación tan grande, me encanta llegar a prender el computador. Mi experiencia con la tecnología ha sido muy dosificada, y en estos momentos la admiro  por el poder de conexión y el asombro al ver que un niño de dos años puede manejar los aparatos tecnológicos… y nos conectamos”.

Para Josefina Contreras la Universidad es una experiencia de vida maravillosa. Administradora de empresas con maestría en Talento Humano, llegó a la Universidad hace 16 años como catedrática, para compartir con los jóvenes la experiencia que tenía en el sector financiero. Fue directora del programa de Administración Financiera, durante 10 años y directora del área de Gestión Humana, durante cuatro años. Llegar a la Universidad de Ibagué a ser pionera en el área administrativa representó para ella, como mujer, un reto profesional y personal sin precedentes, «porque primero está el ser humano, antes que los procesos administrativos. Era una práctica profesional en una Universidad con miles de perfiles, que la hacía asemejarse a una multinacional o a una empresa grande, por los niveles jerárquicos. Era entender la dinámica organizacional y gestionar procesos, así  como  interpretar la diversidad y centrarse en la resolución de problemas”.

Compromiso, responsabilidad y amor por lo que se hace: carta de navegación

Estar como estudiante en el Diplomado en Competencias Básicas en TIC, dictado por Ávaco, ha significado para Josefina un oasis, “un renacer al compromiso con la Universidad y una experiencia  para compartir con los compañeros de trabajo”. Considera importante el papel que debe jugar el docente en el proceso de innovación y de compromiso con la vocación de maestro: “Es como sacarle brillo al trabajo y pensar en la formación del estudiante”.

                Los estudiantes sí van adelante con la tecnología, pero los docentes, considera, no están tan alejados de ese conocimiento. “La brecha digital la sentía cuando llegaba el momento de operar los equipos; conocen los tips para acortar el camino, pero no toman la iniciativa. Creo, que si conocemos la tecnología, no existirían las razones para sentirnos tan lejos de la realidad de los jóvenes. Lo más increíble es que hay que motivarlos a que la utilicen bien, la creatividad por parte de ellos, sigue siendo muy pobre. ”

                Como anécdota de ese cambio que se vive en los procesos de actualización con la tecnología, menciona una dinámica de clase que varios profesores, aún, conservan con sus alumnos. Son pequeñas cartulinas de colores que contienen los datos del alumno: el espacio para la foto, los recuadros semanales de asistencia y las notas de los dos cortes. Cada clase se entrega para dejar en ellos el control de asistencia. Una mañana, escuchando la exposición de la profesora de Comunicación y Lenguaje, Gina Quintero, con el rediseño de su curso, comprobó que los alumnos pueden hacer las presentaciones en un video de cinco minutos, con el programa Voxpop. “Hay cosas que con la tecnología quedan obsoletas. Sé que también la hoja de vida se presenta en videos, pero me pregunto: ¿Qué va a pasar con la tecnología en los procesos de gestión humana y de administración de recursos humanos, cuando debemos tomar decisiones frente a una contratación, por ejemplo, viendo un video?”.

Superar el divorcio

Ávaco es un complemento perfecto entre la presencialidad y la virtualidad pero, afirma, se debe superar el divorcio entre lo administrativo y lo académico. “Con todo respeto, son los directivos académicos los llamados a ser líderes de los cambios. Deben estar convencidos y encantados de los procesos de innovación para que sean exitosos”. Es necesario, según Josefina Contreras, fortalecer el puente entre la administración y la academia; es fundamental, conocer todo lo que se hace para que los proyectos tengan el estatus que se merecen. Así mismo, concluye, son los profesores de planta  quienes deben  movilizar las fichas para lograr el cambio en los procesos; los catedráticos poco se comprometen por las ocupaciones laborales que tienen”.

                La carta de navegación que sigue como profesional Josefina tiene el sello del compromiso, de la responsabilidad y del amor por lo que se hace. “Me gusta mi trabajo, por eso gestiono cosas de calidad”. Estar como docente en la Universidad de Ibagué representa, como ibaguereña, un reto mayor, “porque es una institución que ha contribuido a que Ibagué sea más ciudad; por su reconocimiento no sólo a nivel regional, sino nacional e internacional y porque, cada día, juega un rol más relevante en el progreso educativo y cultural. Lo que viene para la Universidad en el futuro es importante, y los estudiantes y docentes debemos aprovecharlo. El año entrante se pensiona, y recuerda que de niña no jugaba a ser profesora, pero un día, comenzó a escribir sobre servicios bancarios y a enseñar.  La vocación de maestra queda demostrada en sus veinte años como docente de la Universidad de Ibagué.