La frase de docentes análogos y estudiantes digitales, no le cuadra. Está seguro que la gran mayoría de profesores, lo que sienten es temor a la tecnología: “No sé por qué el temor, pues personalmente me ha gustado desde siempre y aprendí a manejarla muy rápido”. Considera que es básicamente por el tipo de pensamiento que se tenga, “cuando se es abierto a las cosas, no se le debe tener miedo a los cambios. La ciencia implica afrontarlos como un aprendizaje de cosas nuevas”, comenta Mauricio Vargas, profesor de Física de la Universidad de Ibagué.
En cuanto a los estudiantes digitales, esa frase le deja aún más inquietudes. “Los llaman digitales porque nacieron mirando esa tecnología, pero a ellos no les gusta que les digan generación digital”. Durante las clases los invita a buscar información por internet para trabajar, para estudiar y para investigar, “intento que encuentren aplicaciones y profundicen más en los temas expuestos, pero no buscan bien… no lo hacen; además, se dispersan mucho con la tecnología”. Por esto, considera que es el cambio de actitud lo que debe marcar el pensamiento digital, “veo que la mente o la forma de pensar en casi la misma”.
Por aquellas casualidades de la vida
En el colegio de Manizales habilitaba siempre español y los test psicológicos lo llevaron a inclinarse por las ciencias, “era bueno en ciencias básicas”. El papá lo indujo a que estudiara Geología, sólo por el gusto a la naturaleza. Tal vez por falta de personalidad, en ese momento, trató de retirarse ocho veces, pero terminó lo que su familia decía, era la carrera del futuro. A pesar de contar con una tesis donde analizaba la deformación de la zona de Manizales, que tuvo como resultado un mapa que avaló Ingeominas, no encontró trabajo. Ahí comenzó el gusto por los números, cuenta este profesor autodidacta en la materia, que compró unos libros de física y a su ritmo, aprendió solo. “Vengo de una familia de autodidactas y siempre he intentado trabajar solo”. Así, empezó la carrera que marcaría su vida profesional. Más tarde, con su vinculación como docente a la Universidad de Caldas, donde dictó asignaturas como biología, química o Astrofísica, consolidó su vocación como maestro.
Desde el 2001 emprendió su periplo por el campus de la Universidad para buscar la vinculación como docente. Sin suerte, estuvo en la U. Antonio Nariño, en la U. del Tolima y la Cooperativa, con treinta y ocho horas de clase semanales. “Así estuve varios años, hasta que me llamaron para terminar mi doctorado en la Universidad Nacional. En el año Einstein, llegó un personaje al Auditorio Central de la Universidad, casualmente el jurado que faltaba para calificar su tesis doctoral, y por esa circunstancia, no sólo pudo concluir su trabajo doctoral, sino que fue nombrado docente de planta de la Unibagué.
Desde el punto de vista pedagógico está marcado por la U. Nacional. “Me encanta preguntar y que me pregunten. Al estudiante le da miedo, más por los compañeros, que por la duda individual”. En una clase lanza veinte o treinta preguntas que termina contestando. «Me pica el tablero, y todo lo que se pueda demostrar lo hago, y lo que no se explica con un experimento. A veces me siento como una fotocopiadora, todo lo que está en los textos lo cuento. Por esta situación decidí no preparar las clases para confiar más en el conocimiento adquirido, y porque me siento deshonesto confiando tanto en los libros. Intento explicar con base en la experiencia».
Una de las principales ayudas para lo que enseña, son las simulaciones: “Le comentaba a Óscar Motta que me da temor perder el rigor de la asignatura, frente a la aplicación de la tecnología. Quiero seguir con el rigor y utilizar ciertas simulaciones para que yo no sea la fotocopiadora del libro, sino lo que enseñe no esté en ellos; que pueda aportar cosas a la asignatura desde la experiencia”. Sabe que no se puede desligar de lo que hay en el texto, pero la intención de Mauricio en innovar en el desarrollo de problemas.
Y… ¿qué pasa con la interacción social?
“No me parece que la tecnología sea mucha cosa, ahora que la tenemos volvimos al tablero de tiza, no de marcador, sino de aquellas tizas de colores que marcaron una época. En las universidades del mundo las utilizan, pero sin negar que alrededor están los aparatos tecnológicos como un apoyo para la virtualidad o el uso de las TIC”. Confiesa que la idea es mejorar lo que ya está en el mercado y que la virtualización de los cursos es importante, pero debe seguir existiendo la presencialidad. “Con la tecnología, no sé si perdamos humanización o la interacción social, pero se pierde el contacto con las personas”.
Mauricio es un crítico profundo de la actitud de los jóvenes en clase. “Es difícil encontrar buenos estudiantes. Tal vez es la actitud que tienen antes de entrar a la universidad, y la falta de expectativas de crecer profesionalmente. Recuerdo que cuando llegué a esta ciudad, un director me dijo: “Profesor, nuestros estudiantes no suben a la Martinica”. Anota que la diferencia entre una universidad grande o una regional, radica en el tipo de estudiantes, “no creo que la inteligencia esté estratificada. Esta Universidad tiene una gran estructura, un buen campus y excelentes condiciones para prepararse, pero pasa algo con los estudiantes… Hay poca conciencia social”.
Es cierto que los chicos llegan con la negativa de la física y la matemática. “Son estudiantes de ingenierías y no le ponen interés a las materias. Y ahora, con la saturación de nuevas tecnologías encuentran demasiada información y eso, tal vez, los dispersa. Es difícil focalizar o filtrar esa información, pero una ventaja que les veo, es que pueden diversificar sus tareas, investigar lo que quieren y tener la libertad de buscar. Pero he visto que el interés de los jóvenes radica más en la aplicación de juegos”.
“Soy cusumbosolo”
“No me las se todas”. Es consciente de su juicio para estudiar, trabajar y profundizar en su disciplina; “No acumulo cartones”. Le saca provecho a lo que ha estudiado y le dedica 3 ó 4 horas diarias a lo que le gusta. “Soy un cusumbosolo”. El que trabaja solo no publica, le dicen, así que ha publicado poco, “pero debemos esperar el proceso para publicar y poder dejar la experiencia vivida como maestro, escrita para las futuras generaciones”. Le gusta la música metal, según él, los músicos frente a los solos de guitarra, deben ser exigentes tecnológicamente. También se apasiona por la música clásica y la música colombiana, como los pasillos o bambucos. No se siente en la ciudad musical de Colombia, “en realidad no veo en la ciudad la dinámica musical que le dé el título de Capital Musical”. A duras penas, se salva el Festival de la Música Colombiana.
Apoya los proyectos de innovación en la Universidad, haciendo referencia al proyecto Ávaco. “La Universidad es un sitio académico, un sitio de discusión y de aprendizaje. Debemos estar comprometidos con el trabajo que realizamos; es algo personal y académico. Enseñar es difícil y si la mayoría no quiere estar ahí, se torna complicado, especialmente en el proceso de intentar homogenizar. Pienso que enseñar para el siglo XXI es una frase de cajón, todos debemos intentar aprovechar al máximo lo que se tiene a mano y hacer que el estudiante se interese por la asignatura. Indiscutiblemente, para nosotros que no tenemos la propia carrera de física y matemática, tenemos que intentar que los chicos se comprometan con el estudio de las ciencias básicas”. La fórmula, concluye, está en clases dinámicas, donde el estudiante pregunte e investigue.
5 comments
Grissell Sanchez
12 octubre, 2016 a las 4:01 (UTC -5)
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Jenifer
29 septiembre, 2013 a las 17:15 (UTC -5)
Es verdad, a nosotros los estudiantes no hace falta disciplina, pero solo digo una cosa que para la persona que nunca la a tenido es muy dificil adquirirla y mas si no es nato, las personas suelen tener habilidades natas, pero como son muchos estudiantes no las tienen, lastimosamente muchas veces hay que tratarlos como bebes.
si hubiera dinero se podría repetir varias veces una materia hasta que se aprenda hacer disciplinado. Pero no existe tal dinero, yo creo que la base de todo esta en la disciplina pero hay muchos factores que influyen ya que salimos del bachiller y no la adquirimos, ni siquiera nuestros padres la tienen.
pienso que la metodología es buena pero, ¿que mas hay que hacer? si la disciplina es como una costumbre y si no tenemos la costumbre de ser disciplinado es difícil, quiero decir que mientras aprendemos, aprendemos a aprender, y en la universidad es muy dificil, no digo que sea imposible, pero eso debimos haberlo adquiero mucho tiempo atrás antes de entrar a la u, y lo peor de todo es que nos graduamos de bachiller.
Cecilia Correa
30 agosto, 2011 a las 15:55 (UTC -5)
Mauricio, no comparto tu «rigidez textual» frente a la concepción de estudiante digital ; como lo tomas al pie de la letra, obvio que no existe un ser humano digital… estamos hablando de ese estudiante que su cosmovisión , está permeada por la tecnología, de aquel joven que muchas veces confía más en el doctor Google que en su profesor; de un joven mucho más hábil que la mayoría de sus docentes para hacer búsquedas eficientes, de ese estudiante que creemos que no lee, pero si lo hace en un computador , aunque ya no lea un libro completo ( como hacíamos nosotros).
Hablamos de un estudiante que puede realizar simultáneamente varias actividades , de un estudiante que se aburre con la monotonía de las clases» dictadas», así sea su docente un excelente profesional. De un estudiante que prefiere las clases activas, donde no solo aprende sino que también le encuentre sentido a lo que hace y sabe.
Obviamente , cada generación trae sus complejidades y comportamientos que los mayores del momento no entienden. Me imagino las dificultades de tu madre intentando entender la música metálica que tanto te gusta o de una madre actual tratando de comprender cómo hace su hijo para chatear, oir música y hacer un ejercicio de física al mismo tiempo.
Bueno, seguimos con un tinto..
Mauricio Vargas
31 agosto, 2011 a las 0:11 (UTC -5)
Bueno, es cierto que mi definición es tal cual lo plantearon inicialmente, porque hicieron la comparación entre el estudiante digital y el multitareas; si es lo mismo, entonces el reto es que confie tanto en el docente como en google, porque este no tiene experiencia y el docente si.
El estudiante actual nació y se crió entre computadores, celulares, etc y seguramente solo algunos tienen la habilidad de ser multitareas, sinembargo no creo que todos sean asi.
Estoy de acuerdo con la monotonía de las clases, yo mismo me canso y por tanto intento variar un poco, pero no existe la infraestructura para hacerlo adecuadamente
Mauricio Vargas
26 agosto, 2011 a las 0:23 (UTC -5)
La mente de nuestros actuales estudiantes es difícil de descifrar, pero estoy seguro que no son digitales, solo usan la tecnología digital. El aporte que siempre he querido hacer es el de inculcarle al estudiante herramientas para que pueda seguir adelante académicamente en progreso.
Me dediqué a la física porque quería entender a la naturaleza y pienso que el estudiante necesita motivarse en las ciencias básicas, mediante el uso de nuevas tecnologías, pero también profundizando y discutiendo los diferentes tópicos que les interesen y que no necesariamente son impartidos en las asignaturas.
No solo hay que tener las herramientas matemáticas y físicas que las Ingenierías exigan para poder progresar con excelencia, hay que profundizar mucho mas.