Las tendencias de los centros de innovación, con base en la experiencia contada por Chantal Levesque -Bristol, directora del proyecto IMPACT, del Centro de Estudios para la Educación de la Universidad de PURDUE, se socializó durante el workshop: «Innovación Educativa: caminos para la educación centrada en el estudiante«, realizado en Medellín por la universidad EAFIT y el Proyecto 50, con la presencia de docentes representantes de universidades como Los Andes, Jorge Tadeo Lozano, Universidad de Antioquia, Javeriana, La Sabana, Rosario y Universidad de Ibagué.
«Básicamente, en este escenario conocimos los puntos exitosos y falencias de los proyectos que se adelantan en los diferentes Centros de Innovación. Igualmente, fue satisfactorio conocer la experiencia del proyecto IMPACT contada por Chantal, y darnos cuenta que un punto fuerte de esta propuesta es justamente la reducción de la mortalidad en los cursos críticos de las universidades y, así mismo, el aprovechamiento de recursos para mejorar dichos procesos», afirma el docente Luis Pachón, quien asistió al taller en representación del Centro de Innovación Educativa ÁVACO de la Universidad.
Hablamos de rediseño de curso
Cuando se habla de Rediseños, se aborda también el tema de la motivación de los estudiantes y la forma de reducir la deserción académica; sin embargo, «cuando uno empieza hablar de las cifras, es cuando se vislumbra una gran problemática en la cual todos coincidimos: La medición de esos resultados no se ha hecho de manera extremadamente rigurosa; cuando se dice rigurosa, está ligada a la investigación, porque en su mayoría los centros de innovación tienen claras sus cifras, porcentajes de cursos rediseñados y porcentajes de alumnos que han hecho uso de las plataformas para avanzar en la innovación educativa, pero en cuanto a la medición del impacto en general, a través de un proceso de investigación y la difusión de esos resultados, aún no se ha trabajado», afirma el docente.
Durante el evento, los docentes representantes de los centros de innovación, además de compartir sus experiencias, estuvieron de acuerdo en la preocupación por la falta de investigación frente a estos procesos de innovación en el aula, afirmando «que se está haciendo mucho, pero lo que se está mostrando es poco, y lo que se está analizando también es muy reducido frente a las necesidad de incentivar hacia la investigación en los centros».
Ante la duda de saber si existe una gran diferencia entre las llamadas universidades nacionales y regionales, frente a estos procesos de innovación educativa, Pachón afirma que curiosamente son cosas muy similares. «Cuando empezamos a ver esos puntos en común y la doctora Levesque- Bristol nos empieza hablar del proyecto IMPACT, encontramos que hay puntos afines de coincidencia con lo que hacemos nosotros y con lo que se está haciendo en la Universidad Purdue».
Revisando el informe ejecutivo del proyecto IMPACT 2014 se encuentran cursos con un cambio radical en el diseño de las actividades, y entre las estrategias pedagógicas, está la mezcla: un poco lo tradicional con lo nuevo. Se conocen cifras de muy baja deserción con lo que se ha aplicado en el rediseño y los resultados de otras estrategias para poder reducir la mortalidad académica. El proyecto IMPACT es tradicionalmente multidisciplinario, pero muy diferente a lo que se maneja en Colombia. «Si bien hacemos actividades muy similares, la estructura es diferente frente a la conformación de un grupo de 40 personas, aproximadamente, que trabajan en el centro. Cinco de ellos son permanentes del proyecto IMPACT y el resto de personas se convocan según se necesite; por ejemplo, si lo que se requiere es crear Objetos Virtuales de Aprendizaje, software especializado o alguna aplicación especifica, lo que se hace es llamar a uno de los ingenieros de la universidad y este se encarga de trabajar en esa parte del proyecto durante un periodo especifico, según lo requieran los profesores. Una vez termina su labor el ingeniero, regresa a sus actividades normales en su departamento especifico. Así mismo, se conoce que los rediseños requieren consagración durante 6 meses, aproximadamente, para pensar el rediseño, arreglar las cosas que se necesitan y un semestre adicional para ponerlo en práctica.
Frente al reconocimiento de los docentes, explica la conferencista Chantal, que existe un trabajo especial que radica en la motivación de los docentes y los beneficios que reciben por parte de la institución. La universidad dedica más o menos unos 10 mil dólares para el docente que se encargue de hacer el rediseño, lo cual se destina por etapas: 2500 dólares al inicio cuando se firma como un acuerdo entre el docente y el proyecto IMPACT; 2500 cuando se empieza el rediseño; 2500 cuando se ejecuta el rediseño y 2500 cuando se termina el rediseño. «Entonces la cantidad de apoyo que reciben es alta, pero no se traduce en dinero para los docentes, sino que va a un fondo común que se distribuye cada vez que el docente lo requiera para contar su experiencia exitosa en una conferencia internacional, para capacitarse; para publicaciones de la experiencia realizada, si se necesita crear un videojuego o una aplicación o compra algún libro o alguna cosa, se destina este dinero que va justamente a sustentar el rediseño y el pos rediseño en cierto sentido»,
Como conclusión, se planteó la posibilidad de generar convenios entre las instituciones asistentes y con la convocatoria frecuente por parte de EAFIT , para continuar compartiendo información e ir contando en los eventos las experiencias exitosas, como la expuesta por la Alcaldía de Itagüí con el proyecto TESO, para tener los estudiantes más concentrados en lo que es el aprendizaje y la educación, y alejarlos de otro tipo de actividades que son riesgosas para ellos, en zonas de conflicto como esta. Queda, entonces, esta iniciativa de los Centro de Innovación Educativa para servir como punto de reencuentro de las universidades colombianas que trabajan con miras a fortalecer la iniciativa de compartir las experiencias educativas con innovación tecnológica.