Los seres humanos, en cada momento histórico de su evolución han usado elementos propios de su tiempo para adquirir conocimiento, crear sociedad y poner de manifiesto su visión del mundo. Por lo tanto, en el siglo XXI la irrupción de la tecnología y sus múltiples propiedades como: la interactividad, la movilidad y la conectividad; deben convertirse en una herramienta que posibilite la producción textual escrita desde la escuela de una manera mucho más dinámica en la que se evidencie la interacción de diferentes elementos en este proceso de construcción de conocimiento, y al mismo tiempo se optimicen las habilidades que los jóvenes de hoy tienen en cuanto al manejo de recursos informáticos.
Hoy el mundo puede dar cuenta de cómo hemos evolucionado gracias a la capacidad que el hombre ha desarrollado a través del tiempo para dejar un legado y dinamizar los procesos de comunicación e inter-culturalización. Ninguna invención humana tan importante como la escritura para el progreso de la civilización, la cultura y el nivel de vida. Desde sus comienzos cada forma escritural ha permitido que la experiencia de vida de la humanidad se haya quedado para siempre en documentos impresos que son testigo de la construcción de historia en el mundo.
Quienes tienen la fortuna de hacer historia hoy, tienen a su disposición la posibilidad infinita de aprovechar el desarrollo de la tecnología para plasmar de una manera diferente sus pensamientos. Pues no están limitados al uso exclusivo de la palabra escrita, el mundo digital es una combinación de textos diversos en la que los elementos audiovisuales como las imágenes, sonidos, videos conforman una sinfonía que convierte al escritor en un maestro capaz de poner en sintonía cada uno de estos elementos y de esta manera elaborar un texto escrito que se acerca a la dinámica de vida de los llamados alfabetos digitales.
Sin embargo, el uso generalizado de las nuevas tecnologías requiere también nuevos aprendizajes y nuevas formas de leer y escribir. Dejar de lado la tinta y el papel para insertar pantallas, punteros, teclados, software de edición… demanda el desarrollo de nuevas habilidades y nuevas capacidades en el uso de la lengua escrita; lo que indudablemente pone de manifiesto el surgimientos de formas de escritura diferentes a través del internet, las páginas web, los hipertextos para quienes quieren permanecer por siempre en la memoria de la nube y de los grandes captadores y administradores de información.
Y es en este punto donde dos actores sociales como son la familia y la escuela entran a jugar un rol muy importante. Por un lado la familia como la encargada de generar en las nuevas generaciones la capacidad de utilizar los avances de la tecnología para construir un individuo con identidad propia y con claridad en la toma de decisiones respecto al uso adecuado de toda la información que está a su alcance. Por otro lado, la escuela que le corresponde desarrollar procesos de construcción de conocimiento en un escenario donde todo es más accesible, complejo, flexible y cambiante. El reto de la escuela es preparar al ser humano para vivir en un mundo cambiante, ambiguo que algunas veces pareciera inestable, la era digital es un constante aprender y desaprender.
En conclusión, son muchos los elementos que se conjugan para que sea posible que el ser humano siga dejando su legado y sus acciones se queden para la posteridad, pero esas acciones están definitivamente ligadas a la escritura, a la representación física del conocimiento cualquiera que sea el recurso que se use para inmortalizarlo.
“La pagina medieval permitió una relación única y singular entre el lector y el texto. La pagina de la computadora rompe la intimidad con el texto. La pagina iluminada y en posición vertical transforma la lectura en computadora en una lectura publica” (Ferreiro, 2001)