La hoja blanca de papel ha sido sustituida por una pantalla que a su vez no es una página, es sólo texto blando y móvil percibido. Los textos digitales son etéreos; la facilidad con la que desaparecen es aún una tarea no resuelta que plantea la paradoja de cómo preservar la información relevante en el futuro. En cambio, el libro impreso aparte de su discurso incluido, es una obra integral que conjunta la estética con el objeto; que puede manipularse. Es precisamente esta materialidad lo que sustenta la defensa de la preeminencia del libro impreso sobre el digital, además de que garantiza el resguardo de la información, y es ahí donde, como lo establece Chartier (2000), la biblioteca juega un importante papel al garantizar la conservación del libro impreso.
La organización textual en la pantalla cambia la prosa lineal por una hipertextual (una de sus principales características). Esto último permite la conjunción de una serie de documentos, dentro del mismo texto, conectados entre sí con enlaces que el usuario define cómo manejar, lo cual conduce a una lectura a saltos, con imágenes y sonidos, construyendo una sugerente telaraña discursiva o una gran red de carreteras, misma que su creador Ted Nelson define como estructura que no se puede imprimir (Cassany, 2006, p. 192). Su utilización requiere de un conocimiento y desarrollo de diversas formas de lectura, así como de la búsqueda de información.
Piscitelli (2009) sugiere que el hipertexto nace para resolver dos problemas: el primero, organizar la información de manera automática y el segundo, integrar de manera enciclopédica las redes del conocimiento, agregando así un nuevo medio de producción de conocimiento. Al recurrir a una multiplicidad de contenidos. Todas las escrituras recrean la lengua y hoy en un nuevo escenario se despliegan nuevas formas de apropiarse de la escritura. Un mundo complejo en el que se construyen nuevas formas de decir, escribir y leer. La escritura actual sin dudas va camino a una escritura con las dos manos en el teclado y caracteres separados. Todo hace pensar que estamos frente a diferentes estáticas textuales, fragmentadas.
La pagina medieval permite una relación única y singular entre el lector y el texto. La pagina de la computadora rompe la intimidad con el texto. La pagina iluminada y en posición vertical transforma la lectura en computadora en una lectura pública (Ferreiro, 2001) Este camino exige un cambio de cultura, de hábitos de trabajo cotidiano, de proyectos educativos. Para crear hábitos se necesita tiempo. La constitución de nuevos hábitos digitales están instalándose a partir de nuevos desarrollos mentales. Los jóvenes y niños serán los más adecuados para liderar estos pasos. Los adultos tendremos que realizar esfuerzos para adaptarnos al mundo digital. En la adquisición de los hábitos digitales se crean nuevos circuitos cerebrales durante la etapa de asimilación. Pero lo más importante en este breve análisis es destacar que cuando hablamos de alfabetización digital no hablamos solo de técnica en nuevas tecnologías sino de preparación intelectual para utilizar las mismas. La era digital requiere mentes disciplinadas que discriminen lo importante de lo accesorio frente al aluvión de información. También es necesario que las mentes puedan sintetizar los conocimientos dispersos en la red.
Howard Gardner en su libro Cinco mentalidades para el futuro, además de las dos características nombradas con anterioridad, formula la necesidad de otras tres que son mentalidad creativa, mentalidad respetuosa y mentalidad ética. Estas mentes del futuro, afirma Gardner, son las habilidades y predisposiciones que deberán desarrollarse.