En los últimos años se ha notado en cambio notable en las costumbres de escritura de la gente, especialmente en los jóvenes, en comparación a cómo esta fue usada por las generaciones pasadas. Se puede decir que la escritura está en “involución”, en donde se puede apreciar un alto uso de signos, “emoticones”, abreviaciones de palabras, los nuevos “gif” o videos breves para expresar emociones, sentimientos o los gestos que se usarían en una conversación persona a persona.
La escritura de los chats equivale a una conversación: los textos escritos se convierten en textos orales, las conversaciones se transcriben y las normas lingüísticas se rompen. Esto no significa que los jóvenes no sepan cuáles son, pero en los chats, no les interesan.
Se ha comprobado que los jóvenes abrevian palabras en sus redacciones, apuntes o exámenes, pero no comenten los errores ortográficos que se comenten en un SMS o en un chat como el WhatsApp, o en Instagram o en Twitter. Su forma de escribir pertenece a su jerga, como signo de rebeldía frente a la norma establecida, que desaparecerá cuando se conviertan en adultos y adopten la lengua común.
La jerga juvenil es voluble, inconstante y efímera, cada día aparece vocabulario nuevo (“en plan de…”, “me renta”, “fichote”, etc.) que puede morir en el mismo momento en que nace o puede perdurar algo más en el tiempo. Los jóvenes no tienen reglas ortográficas en el WhatsApp, no les interesa ni ponen atención, prefieren la inmediatez del mensaje; por lo tanto, no está en sus intereses escribir con propiedad.
El teléfono móvil es utilizado por un gran porcentaje de la población, independientemente del sexo o de la edad. En él incluimos la agenda, el reloj, los procesadores de textos, los juegos, almacenamos documentos, los enviamos a la “nube” y bajamos docenas de aplicaciones que forman parte de nuestro día a día. Deja de ser esencial como teléfono y se hace imprescindible para los SMS y los WhatsApp. Existe una diferencia singular entre los mensajes de WhatsApp que escriben los jóvenes dependiendo, no solo de la edad, sino del lugar de nacimiento y su estatus social.
La comunicación escrita del lenguaje no verbal, se suple con los emoticonos. Estos también han evolucionado, y ya de los emoticonos primeros, aquellos en los que el ingenio y el teclado eran los que mostraban la cara alegre en una conversación, por ejemplo 🙂 o triste 🙁 se convierten ahora en caritas. Los emoticonos actuales son más elaborados y abundantes pero, tal vez, menos ingeniosos. Ahora hay aplicaciones para descargar emoticonos que se incluyen en los teclados de los móviles o de las tabletas y sirven para enviar cualquier mensaje sin necesidad de palabras. Sirva como ejemplo:
Algo muy interesante que hemos observado es que cuando los jóvenes tenían únicamente 160 caracteres en sus SMS abreviaban de tal manera que se suprimían las vocales, empleando la economía lingüística, y escribían palabras como: “amg” por “amigo” “kien” por “quién o quien” “qantos” por “cuántos o cuantos” o mensajes como: “ted-“ por “te echo de menos” “t tien lokta” por “te tiene loquita” “es nbidioso” por “es envidioso” “ya toy aki” por “ya estoy aquí” “qrs ablar?” por “¿Quieres hablar?” “q tl stas wapa?” por “Qué tal estás guapa? “xfa, ns bmos dspues d kls” por “Por favor, nos vemos después de clase” “Qtal? e vst a juan st smn no sldr el sbad q aces t?” por “¿Qué tal? He visto a Juan esta semana, no saldrá el sábado. ¿Qué haces tú?”
Estos mensajes lo que hacían era que fueran códigos ininteligibles para los adultos, solo ellos, los adolescentes, acostumbrados a quitar las vocales de sus mensajes eran capaces de descodificarlos. En sus mensajes evitaban la información superflua e inútil, los espacios entre las palabras y aparecían signos matemáticos: “nopued+”, “ted-” o “m kdare studnd asta ls 9 +o-”, por ejemplo. Desde la llegada del WhatsApp la escritura de adolescentes y jóvenes se ha trasformado, y aunque las palabras se escriben casi siempre completas, siguen escribiendo sin acentos; no obstante, algunos adolescentes continúan suprimiendo vocales o consonantes en algunas palabras o expresiones y escriben, por ejemplo: “klk”, “tt” o “ntr”, que significa “que lo que”, “tío, colega” o “no te rayes”. En los ejemplos que se muestran a continuación, los alumnos explican cuándo abrevian y por qué, normalmente, al escribir sus mensajes y estas son algunas de las respuestas: “Yo no hablo con abreviaturas, solo cuando mando SMS para no pagar más, lo que me pasa a mi es que no manejo los táctiles y escribo fatal pero no aposta”. “Yo intento abreviar por comodidad y depende de con quién hable abrevio más o menos en función de si me va a entender XD” “Siempre se intenta escribir bien, pero cuando se tiene prisa, estas agobiado o por pereza se abrevia en cosas típicas como el “q” o quitando vocales. Siempre se abrevia de las modo que sabes que te van a entender”. “Y depende de la falta de ortografía me da igual o no cometerla, por ejemplo tildes, ola sin h o cosas así me da igual”. “Yo si es con mi madre prefiero escribir bien. Pero en general me da igual cometer faltas sinceramente”. “Yo intento no cometer faltas ni abreviar, antes con los SMS sÍ lo hacía porque a mas letras más dinero, pero ahora que da igual no lo hago, creo que por dos o tres letras más quedas bien escribas a quien escribas”.
A manera de conclusión, podemos decir que la comunicación entre jóvenes en el siglo del chat, aunque impersonal y casi que sin contacto, es bastante fluida, con códigos propios y bastante ingeniosa.