Por: Luis Pachón
Otra promesa de Macron cumplida. La rentrée scolaire del 2018 verá por primera vez la implementación de algo inaudito: los teléfonos móviles estarán prohibidos durante las horas de clase en un ejercicio logístico impráctico y autoritario en la cuna de la “libertad, igualdad y fraternidad”.
El sistema educativo francés es de lo más particular, sobre todo comparado con el de nuestro país, ya que allende los mares, la educación primaria y secundaria no solamente es gratuita sino obligatoria. Hace casi 10 años tuve la posibilidad de trabajar con el Rectorat de Nice y pude constatar cómo, a pesar de ser una nación del primer mundo, Francia es reacia a la incorporación de tecnología como proceso innovador en la enseñanza-aprendizaje: y es que las evidencias eran abrumadoras, sobre todo para mí que venía de un país en vías de desarrollo y que pensaba que podía darse por sentado que allá habían cosas que en Colombia se estaban recién implantando, como la conectividad Wi-Fi, el uso de videoproyectores, tableros interactivos o al menos acrílicos, pero todavía se usaba tiza.
No sorprende entonces que en vez de apostarle a cosas novedosas como el M-Learning, el Gobierno francés se haya decantado por la salida más chapucera y perezosa posible: prohibir el uso de los móviles, como se prohibía antaño el acceder a YouTube o Facebook bajo el pretexto de no ser nada educativo, restricción que logré rebasar y enseñar sus beneficios a mis colegas franceses para su sorpresivo deleite.
Si bien en ÁVACO trabajamos con estudiantes universitarios, el contexto del nivel educativo no es relevante para la estrategia M-Learning, ya que hay aplicaciones que se adaptan para poder trabajar con cualquier grupo de estudiantes, sean de primaria, secundaria o educación superior. Sólo se necesita conectividad y un plan de acción para sacarle provecho al móvil, y volverlo aliado en las clases a partir de estrategias bien planteadas y revisadas a fin de cumplir con los objetivos de aprendizaje de los cursos.
Recomiendo trabajar con el afamado Kahoot, el siempre confiable Nearpod o el colaborativo Padlet. Sin embargo, si todo eso falla se puede recurrir siempre a la magia de los códigos QR y a la creación de material propio, como se puede hacer en Genially. En ÁVACO tenemos un curso de diez semanas que permite entender y potencializar el uso de los móviles en cualquier contexto educativo, porque para los problemas siempre se saca a pasear la carta del entorno, pero para este caso no es relevante, porque si los estudiantes usan el móvil es porque tiene batería, conectividad y funciona bien. Ya es hora de dejar la prohibición, justamente en el país donde cada año, para esta época, se desarrolla la semana del aprendizaje móvil de la UNESCO, y pensar más bien en cómo empoderar una política de BYOD (Bring Your Own Device) útil y que desafíe a los docentes y a las instituciones.
Cuando el docente no es creativo la prohibición es la respuesta más fácil.
