La transformación de la educación tradicional, cuyo principal actor es el profesor, hacia un proceso centrado en el estudiante nos ha llevado a analizar y, en consecuencia, a innovar en nuestras prácticas docentes. Esta transformación ha eliminado la concepción del profesor como poseedor del conocimiento y, por tanto, responsable de su transferencia a los estudiantes, para dar paso a la construcción conjunta del conocimiento, como resultado de la acción propia de una comunidad de aprendizaje de la que hacen parte tanto docentes como alumnos.
Toda comunidad de aprendizaje que sustenta su trabajo en este nuevo proceso requiere de la creación de espacios más dinámicos e interactivos, a través de los cuales profesores y estudiantes aporten en común sus experiencias y conocimientos previos. Esto conlleva a definir a la comunicación, mediada por la tecnología, como uno de los elementos fundamentales del actual proceso de enseñanza y aprendizaje, pues las tecnologías de la información y comunicación TIC aportan diferentes formas de manejar la información, lo cual permite un aprendizaje activo.
El aprendizaje activo, producto del proceso de enseñanza y aprendizaje centrado en el estudiante, se alcanza entonces con base en su trabajo, tanto individual como en red y el de un profesor que actúa como facilitador y guía del proceso, para proporcionar y potenciar los espacios interactivos requeridos. Esta transformación de los procesos de enseñanza y aprendizaje, precisa también de algunos cambios en las instituciones de educación como en su infraestructura tecnológica, en la metodología de enseñanza y en el re-diseño de los cursos, entre otros, con la consecuente capacitación de los docentes, necesaria para una transformación exitosa.
