Una mañana, José Javier Martínez se quedó encerrado en su casa y no pudo asistir a la universidad. Su hermano menor cerró la puerta con llave y comenzó el dilema de no querer perder una clase que para él, se había convertido en un espacio vital de aprendizaje. Además, “porque las fallas cuentan y el profesor no perdona”. Llamó al celular de una compañera y preguntó por el tema de la clase, lo buscó en la plataforma Moodle y se motivó para asistir virtualmente a través de Internet. Pero antes, pidió que le avisaran al profesor de su presencia en la red.
Como dice José Javier, “el papayazo era encontrar una aplicación que le permitiera la conexión. Así que a través del programa Skype en la red de Facebook se conectó a través de la herramienta de video llamada. La amiga le ayudó a dirigir el computador hacia el tablero, se excusó con el profesor por no estar en el salón -salvó la falla- y con el material que tenía en la plataforma, siguió la clase de Urbanismo I, que desde este semestre se implementa como asignatura rediseñada en la plataforma Moodle, en el programa de arquitectura.
“Ahora con el rediseño podemos visionar toda la asignatura”
No solo basta con la explicación del profesor, es importante tener la información del semestre en la plataforma, pues nos ayuda a estar al día”. Para los estudiantes que están teniendo esta experiencia en la Universidad, las clases se volvieron dinámicas y creativas: se accede virtualmente al material, videos y notas. “En Urbanismo I, especialmente, cada alumno tiene un blog con foto y cada vez que se sube algo, el profesor Juan Fandiño puede hacer seguimiento del trabajo; es excelente contar con las herramientas tecnológicas”.
Confiesa José Javier que la tecnología la usaban para jugar y chatear, pero no para estudiar. De una forma presencial, pero con la ayuda de la tecnología, el rediseño de los cursos es un ejercicio excelente porque disponen de material valioso y obvian el uso de tanto papel. “Sería importante que no talaran más árboles y cada día fuera todo más virtual. La mayoría de compañeros aún escriben en papel, pero cada vez se utilizan más las carpetas virtuales en las tabletas o los blog de notas de los celulares. El papel y el lápiz es para anotar una idea, no para escribir en las clases”.
Nos gusta ver a los profesores utilizando herramientas tecnológicas porque se nota el interés para transmitir los conocimientos a las nuevas generaciones. “La tecnología nos facilita todo: escribimos y leemos cada vez más en los medios digitales y, aunque estamos conscientes que perdemos habilidades para la escritura, lo importante es estar a la vanguardia para diseñar, crear e innovar. Por eso estudio arquitectura en la Universidad de Ibagué, porque me gusta la visión de gerenciar mi propia empresa, y porque siempre se está frente a algo nuevo”.