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Luz y penumbra de la palabra. Por Marien Alexandra Gil

Ya no recuerdo desde cuando las palabras empezaron a tener una magia especial, cada una suena y retumba de manera distinta, cada una es una provocación, una invitación. Hoy quiero hablar de la palabra, PALABRA. Siempre he considerado que todo lo que atraviesa nuestra experiencia humana posee algo de luz y penumbra, algo de bondad y maldad, algo de mágico y tenebroso.

El lenguaje, el gran encantador y constructor de nuestra vida no es ajeno a ese destello de luz y oscuridad. El mundo con sus rutinas, sus magias, sus edificaciones, sus anhelos, sus desdichas, es un mundo de lenguajes, de voces, de bullicios. La guerra, la historia, la familia, la ciudad, el arte, el amor, todo es producto del lenguaje. Lenguaje hecho imagen, acto, gesto, mirada. Lenguaje que miente y desmiente, que construye y derrota, que enreda, engaña y ama.

Todo esto para proponer que la expresión PALABRA, vitalidad del lenguaje, posee luz y penumbra. Su luz es el silencio, pausa que nos permite comprender y construir nuestra voz. Su penumbra el silenciamiento, pausas impuestas que no permiten construir, ni oír nuestra voz.

Luz de la palabra: el silencio como vitalidad de la palabra

El diccionario define el silencio como signo que se utiliza en la música para medir la duración de una pausa. Cada figura musical tiene su silencio. El silencio, en la música, posee dos funciones: separar las frases musicales y dar tiempo de descanso.

Hablo del silencio como luz dela PALABRA, por que éste es el espacio en el cual tejemos la voz sonora e inclusive la voz interior. El silencio nos permite entrar en pausa y en receso para comprender el mundo, para traducirlo y posteriormente expresarlo.

Por otro lado, del silencio brota el pensamiento, brota el cúmulo de palabras, símbolos, imágenes, significantes y sentidos que se traducen en arte, brota la literatura, la música, la poesía, la filosofía. Alguien decía que las grandes ideas surgen de los grandes silencios. Recuerdo una frase de Shakespeare: “Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.”

El silencio nos marca también un límite, nos invita a escuchar la voz del otro, nos invita a tejer nuestra voz con la voces de otros. Octavio paz escribió: “Al desvalorizar el silencio, la publicidad ha desvalorizado también el lenguaje. Uno y otro son inseparables: saber hablar, fue siempre saber callar, saber que no siempre se debe hablar.”

Al silencio se opone el bullicio o el grito. Las palabras en el bullicio a veces no se entienden muy bien, las palabras resultado del bullicio son aquellas que normalmente llevan al silenciamiento, a la imposición de voces. El bullicio es ausencia de silencio, por que se olvida callar para hablar. Es ausencia de calma, porque las voces se abalanzas unas contra otras.

En este punto quisiera construir la metáfora de la pesadilla: las pesadillas se expresan a través del grito o la exaltación. Una pesadilla es el grito de las sombras de la oscuridad que se imponen sobre la luz de la calma y el silencio. Los gritos de las sombras son el resultado y la génesis de las pesadillas y a veces se tornan gritos circulares, que como la enorme serpiente nórdica se muerde la cola. Digamos que las pesadillas o los gritos de las sombras son las intolerancias, las discriminaciones, las imposiciones.

Me pregunto ¿Por qué a veces huimos del silencio hacia el bullido? Pienso que transformamos el silencio en bullido y ruido para no encontrarnos consigo mismos. El bullido teme callar para no comprometerse, para no enfrentar lo que somos, para no reflexionar, para no arrepentirnos. A veces es mejor hablar sin parar, no hacer pausas, ni silencios, para no ser juzgados, para no entrar en dialogo, para no reconocer errores. En la decimosexta historia de las mil y una noche: en una ciudad, llena de riquezas, sus bulliciosos habitantes son convertidos en estatuas negras, una maldición que les abre las puertas al silencio. De pronto lo que necesitemos es una maldición con aires de bendiciones que nos permita entrar en silencio, para poder afrontar el mundo con sentidos renovados.


Penumbra de la palabra: el silenciamiento como voz muerta

Una cosa es estar en silencio acumulando hilos para tejer nuestra voz y otra muy distinta en tener atragantada la voz en la garganta. El silenciamiento es voz muerta en tanto es una voz que no ha sido escuchada, en tanto es una voz que ha guardado silencio por mucho tiempo y aún no es oída. El silenciamiento es una voz construida en el silencio que busca salir, es una voz que ha callado y ahora desea hablar. Es una voz enredada que necesita ser escuchada para poder construir la comprensión. Cito el Poema El Silencio de Octavio Paz:

Así como del fondo de la música

Brota una nota

Que mientras vibra y crece y se adelgaza

Hasta que en otra música enmudece,

Brota del fondo del silencio,

Otro silencio, aguda torre, espada

Y sube y crece y nos suspende

Y mientras sube caen

Recuerdos, esperanzas,

Las pequeñas mentiras y las grandes,

Y queremos gritar y en la garganta

Se desvanece el grito:

Desembocamos al silencio

En donde los silencios enmudecen

Si bien el poema nos habla del silencio, considero que es un poema de silenciamiento, pues nos remite a la voz enmudecida y atrancada en la garganta, una voz que no puede hablar y lo que hace es acumular silenciamiento.

El silenciamiento es definido por el diccionario como HACER que no se oiga ningún ruido o voz. A diferencia del silencio, que es más una disposición, el silenciamiento es una imposición que viene de otros, es un legado de otros que, refiriéndonos a Freire, se hace cuerpo en nosotros.

Esto me lleva a recordar la invitación del profesor Rafael Ávila a construir puentes y no muros. El silenciamiento nos mantiene en el mundo de los muros, en el mundo de los de allá y los de acá, de lo que tienen voz y los que deben callar. El silenciamiento acentúa la intolerancia, la segregación, la discriminación, acentúa el enmudecimiento. El silenciamiento el hijo del bullicio, es imposición de las voces que no saben callar, de aquellas voces que por su ruido nos enseñaron a estar enmudecidos.

 Para terminar una cita tomada de Florence:

Miró al hombre rubio de aspecto agradable, su cara limpia, inteligente, con ojos claros, y pensó, ¿Por qué no puedo decírselo¿? ¿Por qué no? Y dijo “necesito estar más sola de lo que estoy” […]

Él dijo: “Quizá necesites unas vacaciones”.

Ella dice turbada: “¿Pero sin ti, verdad? Porque no podía imaginarse sin él y esto era lo que él creía. Viendo su cara él rió, abrió los brazos y ella se refugió en él, pensando: Sí, sí, pero ¿por qué no puedo decirlo? ¿Y qué es lo que tengo que decir?

(Doris Lessing)

Esta cita nos permite reflexionar sobre cómo el silenciamiento se torna cuerpo, en tanto no sabemos que hacer sin él. Estamos tan acallados que si pudiéramos hablar no sabríamos qué decir y cómo decirlo. Mientras el silencio nos prepara para la palabra, el silenciamiento nos prepara para el enmudecimiento. Mientras el silencio nos aleja de las pesadillas, el enmudecimiento nos sumerge en ellas. Mientras el silencio nos deja ver sobre la luz, el silenciamiento nos oculta en la penumbra.


Marien Alexandra Gil. Licenciada en filosofía y letras de la Universidad de Caldas y candidata a Magister en Educación de la Universidad Pedagógica Nacional. Docente de planta de la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad de Ibagué. Actualmente investigadora de la línea cultura y subjetividad de la UPN. Posee reflexiones sobre lenguaje en el libro Nuevos lenguajes de América Latina, editado por la Universidad de Caldas.

 

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9 comments

  1. ÁVACO/NEWS

    Nos alegra mucho que tu texto tenga eco en la comunidad académica. Y, por supuesto, que se comparta con los alumnos el trabajo académico de los docentes. Este será un espacio para reflexionar, compartir y escuchar la voz del otro. Enhorabuena.

  2. Angela María Carmona López_UT

    excelente, muy pero muy bueno especialmente cuando dices » del silencio brota el pensamiento, brota el cúmulo de palabras, símbolos, imágenes, significantes y sentidos que se traducen en arte, brota la literatura, la música, la poesía, la filosofía. Alguien decía que las grandes ideas surgen de los grandes silencios. Recuerdo una frase de Shakespeare: “Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio.”

    felicidades maestra sigue en la tarea…

    1. Edna Constanza Garcia Melo

      Angela gracias por tu comentario… la búsqueda es que nuestra escritura se torne reflexión critica.

  3. Diana Marcela Cruz Otavo

    muy interesante la lectura me hizo pensar y reflexionar mucho gracias

  4. Edna Constanza Garcia Melo

    Marien, muy interesante la visión reflexiva que tiene el articulo. Lo disfruté.
    Felicidades

  5. Jenny Alejandra pèrez pàez

    Maestra me encantò su reflexiòn el cual he comprendido, como el silencio nos lleva a opacarnos, pero como tambièn con el silencio comprendemos las voces de una sociedad, esta muy bien explicado, el cual me deja pensando y quizas, somos muchos los oprimidos al silencio ( bueno o malo).

    1. Marien Alexandra Gil

      Gracias. El texto plantea un diferencia entre silenciamiento, entendido como opresión y el silencio, entendido como voces de una sociedad.

  6. MARIA DEL ROSARIO ABAUNZA LEGUIZAMO

    Marien: gracias por esa cuidada y poética reflexión sobre el silencio y el silenciamiento que me lleva a estar en silencio.

    1. Marien Alexandra Gil

      Gracias por tu lectura. Aveces es mejor el silencio, como lapso para tejer una voz más estética

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