A comienzos de 2011 entró a formar parte del grupo de profesores del proyecto piloto de Ávaco para rediseño de curso. Con tres años de docente tiempo completo y quince como catedrático, Juan Carlos Cardeño dice que enseña matemática por gusto. Con el trabajo de rediseño demostró que la aplicación de herramientas digitales a su curso Fundamentos en Matemática, permitió a los alumnos enfrentar la teoría matemática con otros puntos de vista.
“La parte abstracta se entendió con la ayuda de nuevas herramientas y compartí con los alumnos una nueva visión de esta asignatura en la plataforma Moodle. El rediseño me ha enseñado mucho; estamos en la validación del proceso y quiero aprender nuevas herramientas para que la enseñanza de la matemática sea más vistosa, sin perder el rigor matemático”.
Tradicionalmente, se presenta una alta mortalidad académica con esta asignatura, pero con la implementación de TIC los resultados fueron exitosos en el semestre B-2011, y se seguirá aplicando para los demás cursos del programa de Ciencias Naturales. “El rediseño y la aplicación de herramientas digitales fue novedoso y, aunque las notas no fueron altas, la mayoría de los alumnos tuvieron buen rendimiento académico; algunos chocaron con las nuevas herramientas, tal vez por desconocimiento, pero pronto entraron en la normatividad del salón de clase, por tener la materia los mismos contenidos con diferente enfoque”, afirma Cardeño.
Queda confirmado, con la calificación de cinco que le dieron los alumnos al profesor en la evaluación docente, que esta forma de recibir clase, además de novedosa, permite a los chicos acceder a su curso desde la casa, mejorar la organización de los contenidos, anticiparse a los temas y lograr la implementación y familiarización con las nuevas metodologías de enseñanza y de aprendizaje que fortalece el diálogo profesor-estudiante.
Una nueva manera de interactuar con los estudiantes.
Cardeño encontró en el proyecto Ávaco una manera atractiva de dictar la matemática, que ha sido su pasión desde estudiante de bachillerato. En el colegio disfrutada estudiar Algebra: “Era feliz explicándole a los demás compañeros y, desde muy joven, sentí el gusto y la capacidad para ser docente”. Estudió matemática en la Universidad del Tolima, donde además realizó un postgrado en Estadística. Cuando cursó la maestría con la Universidad Nacional de Colombia, comprobó “que la matemática tenía un componente difícil de enseñar, tal vez por los contenidos densos y situaciones que no tienen la base para una buena abstracción”.
Pero con constancia y dedicación, “y habilidades para desenvolverse frente a los estudiantes”, Cardeño se dedicó a buscar las herramientas precisas para enseñar matemática y fortalecer su rol como docente. La primera experiencia como profesor universitario fue en Unibagué. “Saqué como ocho libros para preparar la primera clase y empecé a escribir y hablar compulsivamente con susto, tanto, que a la media hora de clase ya había entregado la información que se puede dictar en cuatro o cinco sesiones”.
Quiso estudiar ingeniería de sistemas o electrónica, pero su vida ha estado ligada a la enseñanza de los números: “Considero que todos tenemos cierta capacidad para los números, pero pocos lo sabemos explotar. Falta exploración hacia ese campo de las matemáticas y un buen consejo del docente, puede ubicar al alumno en la vida según su desempeño”
Ahora, quiere realizar un doctorado donde la matemática pueda ser aplicada a la ingeniería. Sigue estudiando cómo poder enseñar matemática y Geometría, la otra asignatura rediseñada, sin que el rigor quede atrás con la aplicación de nuevas tecnologías. Cree en la brecha digital. “Uno lo siente y los jóvenes tienen la habilidad de desenvolverse muy bien con la tecnología. No niego que no tengamos como maestros habilidades tecnológicas, pero necesitamos aprender más”. El ejemplo del profesor, es el ingeniero Oscar Motta, “él me ha enseñado y acompañado en este proceso de innovación educativa, es joven y para ellos esta técnica es normal.
Su tiempo está consagrado a la enseñanza en la Universidad y a su pequeño hijo. Le gusta leer y memorizar los teoremas: “Busco un libro, lo abro, investigo y comienzo a brujear nuevos contenidos en internet”. Le gusta el ajedrez y los juegos electrónicos. En una época leyó a García Márquez con intensidad, pero “ahora queda poco tiempo para la literatura”. En su mundo académico, continúa buscando cambios estructurales en la forma de enseñar. «Me gusta buscar herramientas vistosas en la red para aplicar a los cursos, con un sentido crítico, y aplicar estos conocimientos a mi práctica docente». Es un compañero más en el Centro de Innovación Educativa, donde ha pasado innumerables horas investigando y rediseñando sus cursos. Confiesa, finalmente, que es un profesor antiguo y moderno, porque “estamos aprendiendo a manejar la tecnología”.