Marco Emilio Sanchez Tovar[1]
Lo mediático está ejerciendo un poder que ha cruzado la construcción narrativa que los sujetos hacen de sí mismos (García, 2006). No es de extrañar cuando Thompson (1998 citado por Valderrama, 2004) habla de cómo nuestra percepción histórica depende cada vez más de lo mediático, y como el mundo existe más allá de nuestra experiencia personal. Y aunque los espacios y tiempos sean distintos, las relaciones sociales se construyan cerca o distantes; las personas están aprendiendo a transitarlos, pero quizá sin la alfabetización adecuada (Aparici, & Gracía-Mantilla, s.f).
De ahí que, esta sociedad del conocimiento, de la información, “esta transformando el pensamiento y las costumbres cotidianas” (Álvarez, 2003, p.26). Pero, frente a estas transformaciones en la mayoría de los sistemas educativos se encuentra que no hay un proyecto de formación. Los actores educativos se están re-configurando pero quizás sin reconocer los usos y alcances de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) y cómo estas contribuyen a un proyecto personal, social y cultural.
Las TIC se han convertido en una herramienta, en un imaginario y maquinaria social que exigen nuevas formas de interactuar con y gestionar el conocimiento. En este orden de ideas, las interacciones entre personas se dan en espacios virtuales de forma sincrónica o asincrónica, y por medio de la utilización de diversas herramientas tecnológicas como el chat, el correo electrónico, los foros, las bases de datos y los centros de ayuda educativa, entre otros. Y, la gestión del conocimiento exige según Roldan (2005) que se utilicen herramientas informáticas y de comunicación en las que se recolecte, analice y presente información de forma crítica, para lograr llegar a una construcción social y personal del conocimiento.
Sin embargo, la presencia de las TIC en los escenarios educativos no garantiza una real transformación de los sujetos que se involucran. Ya que, sus alcances dependen del uso que le den y el sentido que le otorgan las personas. Es así como, pueden utilizarlas pero carecer de sentido, y con esto se corre el riesgo de quedarse en el sólo uso de la herramienta. Y aún así, con el sólo uso de la herramienta se desconoce la mayoría de sus propiedades y funciones.
El sentido que le dan a su vez las personas a las TIC está determinado por las representaciones que han construido sobre ellas. Y estas creencias asumidas como ciertas guían, cómo lo menciona Pozo (2005), la práctica educativa. De ahí que, en primera instancia cualquier tipo de intervención para la apropiación de las TIC en los escenarios educativos requiere reconocer las concepciones de las personas sobre el conocimiento, el aprendizaje, la enseñanza y las mismas TIC. A partir de esto, se pueden generar procesos de cambio pertinentes al contexto y a las necesidades de aprendizaje de los actores para contribuir a la formación de un sujeto competente.
Un sujeto competente en la sociedad del conocimiento y de la información es aquel que reconoce el uso y sentido de las TIC, a partir del examen de sus creencias y se orienta a su apropiación como un continuo proceso de aprendizaje del conocer, hacer, ser y vivir juntos. Es decir, asume estas transformaciones como parte de una realidad sociocultural, pero a la vez lo incorpora a su proyecto de vida.
De ahí que, las TIC están disponibles en el entorno y se espera que sean apropiadas de forma crítica, creativa y que sus usos estén mediados por una intencionalidad en el que se reconozca el qué, por qué, para qué, cómo y dónde utilizarlas. Entonces, se espera que la visión al aproximarse a estas se encuentre cruzada con la intención de generar procesos de cambio que tengan sentido para los interlocutores y para el contexto al que pertenecen.
Entonces, la educación al ser un proceso social e individual de apropiación de conocimientos que hacen parte de la cultura, dinamiza procesos de enseñanza y aprendizaje en el marco de interacciones entre personas. Son ellas, en primera instancia las encargadas de transformar y transformarse, a partir del desarrollo de competencias en el uso y atribución de sentido de las TIC. Sin embargo, se podría decir como lo menciona Pozo, (2003) citado por Pozo (2005, p.40)
…que cada una de estas tecnologías no sólo proporciona un acceso cada vez más fácil y fluido a la acumulación de conocimientos culturales, nos permite el aprendizaje de la cultura, sino que además promueve una forma específica de aprender, una cultura de aprendizaje. La mente y la cultura se construyen, pero también se restringen mutuamente. Por tanto, los sistemas mentales de aprendizaje y las culturas de aprendizaje también se construyen mutuamente…
Para ello, se necesita contribuir a la “formación a lo largo de toda la vida” (Bartolomé, 2002, p. 16) Entonces, si o si es necesario desarrollar competencias para esta reconfiguración. Así pues, la enseñanza y el aprendizaje en los ambientes virtuales son procesos que requieren de la participación de múltiples redes, no sólo de conocimiento sino también socioculturales. Tomadas en el proceso educativo es relevante que los actores se involucren en estos y por ende, hagan parte de, para incidir, cambiar, y acompañar a los otros y en la co-construcción de su propio entorno de aprendizaje virtual y físico.
Estos espacios posibilitan procesos de andamiaje que generan oportunidades para el desarrollo humano. Se generan estrategias para que el papel de los actores del proceso educativo sea activo, en donde al involucrarse y ser parte de un entramado de relaciones sociales se construya y resignifique las concepciones sobre el conocimiento.
En este sentido, se hace necesario formar tanto a los aprendices, como a los docentes en el desarrollo de las competencias para asumir estos cambios y exigencias que impone la sociedad del conocimiento y de la información. Por ejemplo, según Roldan (2005) a los profesores hay que brindarles recursos, formación y acompañamiento permanente para que puedan incluir los recursos que ofrecen las TIC hoy en día.
Y estas, se pueden articular a partir del reconocimiento y consciencia de los actores educativos sobre las herramientas y alcances que estas ofrecen, en relación a su entorno y recursos de equipamiento y acceso. Además, las prácticas educativas que se desarrollen necesitan ser significativas para los actores involucrados. En este sentido, los procesos educativos deben estar cruzados por ejercicios reflexivos y críticos sobre la apropiación, y potenciación de las herramientas y recursos de las TIC, teniendo en cuenta el uso pertinente y coherente de estos, en el espacio en el que se desarrollan.
Así pues, propiciar espacios de encuentro para el reconocimiento del otro y la vivencia de sus propios procesos, es una prioridad. Esto contribuirá, a que los actores compartan y reconstruyan la cultura que a la vez los ha formado. Además, al diseñar e implementar estrategias para hacer consciente a los sujetos de las interrelaciones en las que participa, se promueve su interés por generar nuevas interrelaciones, desarrollar competencias y aportar al desarrollo de estas en sus pares y personas con las que se relaciona en entornos virtuales de aprendizaje -EVA.
En este sentido, y para concluir, es importante que los escenarios en los que participan los sujetos sean auténticos contextos de enseñanza y de aprendizaje, en donde se prepare a los sujetos para que realicen un adecuado uso y sentido de las TIC. Actividad que implica, interpretación, comprensión y capacidad de construir, de crear nuevos mensajes y textos (Bartolomé, 2003). Con esto, los sujetos deben ser capaces de hacer frente al mundo actual y sobre todo de mantener una posición crítica frente a esta (Contexto XI, 2006). En últimas, formar un sujeto consciente de las transformaciones y que se oriente a un proyecto social y cultural para mejorar la calidad de vida y progreso de su comunidad en la actual sociedad del conocimiento y de la información (Bartolomé, 2002).
Referencias
Aparici, & Gracía-Mantilla, (s.f) Alfabetización audiovisual y enseñanza. Proyecto didáctico Quirón. Ediciones de la Torre.
Álvarez, (2003) Los medios de Comunicación y la sociedad educadora. Universidad Pedagógica Nacional. Bogotá: Magisterio
Bartolomé, A. (2002) Sociedad del conocimiento, sociedad de la información, escuela. En: Las tecnologías de la información y la comunicación en la escuela. España: Editorial laboratorio educativo.
Contexto XI Congreso Nacional De estudiantes.(2006)Comunicación y educación. Apuestas para construir futuro, Cartagena.
García, (2006) Las redes en la era mediática. Interacción. N-44.
Pozo, J. I, Scheuer, N; Mateos, M y otros. (2006) La nueva cultura del aprendizaje en la sociedad del conocimiento. En: Nuevas formas de pensar la enseñanza y el aprendizaje. Las concepciones de profesores y alumnos. Parte 1, capt.1. Barcelona: Collec, crítica y fundamentos. Pp. 29-53
Roldan, L, D. (2005) Comunicación y pedagogía para el arte de aprender. En: Educación virtual: reflexiones y experiencias. Segunda parte, capt. 6. Medellín: Fundación Universitaria Católica del Norte. pp. 72-82
Valderrama, C. (2004) Medios de Comunicación y Globalización. Nomadas.N.21
[1] Psicólogo, Universidad de Ibagué.
Frente al enlace comparto un página web que estamos construyendo para los docentes de las REDES Pedagógicas de Docentes de Preescolar, con lo cual doy validez a lo arriba planteado.