«Ella estaba en el horizonte. Me acerco dos pasos,
ella se aleja dos pasos. Camino dos pasos y
el horizonte se corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine, nunca la
alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar»
Eduardo Galeano
Los medios de comunicación comunitarios han recibido distintas denominaciones: medios ciudadanos, populares, alternativos o para el cambio social. Si bien, es necesario tener en cuenta los debates y las polisemias que se instauren al respecto, en definitiva, no se trata de etiquetas, sino de reivindicar y re-crear el papel que los medios comunitarios están llamados a jugar en el desarrollo local. Por una parte, estos constituyen importantes canales de participación y de ejercicio plural del poder y, por otra, la experiencia ha mostrado que los medios comunitarios son una oportunidad para transformar las experiencias individuales en visiones compartidas de mejores posibilidades de vida y, en ese sentido, potencian la construcción de comunidad y refuerzan los lazos sociales.
El trabajo desarrollado desde los medios comunitarios debe asumir como objetivo primordial la representación de los intereses, los puntos de vista y las necesidades del conjunto de la sociedad, en especial, de aquellos actores que no han sido escuchados, es decir, deben trabajar por la polifonía de voces y por el legítimo ejercicio de la participación. Así, los medios locales se organizan fuera de las estructuras de los medios masivos, manteniendo su independencia y planteándose objetivos no comerciales.
De acuerdo a lo anterior, no se busca rentabilidad económica pero sí, rentabilidad social, es decir, que la comunidad se convierta en el punto de referencia y de partida para la construcción de cursos de acción compartidos, con respecto a temas que resultan relevantes en el contexto cercano y que, normalmente, son dejados por fuera de las agendas de los principales medios de comunicación. De esta manera, se dinamizan las propuestas de proyectos locales, se contribuye a la movilización de distintos grupos de la sociedad a favor de iniciativas comunes y se favorece la emergencia de procesos autónomos y sostenibles de gestión comunitaria.
Ahora bien, la finalidad social no exime a los medios locales del cumplimiento de las funciones de una empresa que debe resolver lo financiero en el camino. A veces, este asunto se complica pues depende, en gran medida, de la capacidad de gestión y de inventiva de quienes participan directamente en el proyecto. Sin duda alguna, se requiere una inversión considerable para lograr proyectos estables y por ello, sería un error ignorar que la propia comunicación está sometida a los arreglos organizativos predominantes en la sociedad, de ahí, que se requiera una profunda y amplia transformación en el ámbito legislativo para regular y brindar mayores oportunidades a las iniciativas locales en materia de medios.
Es vital que se den aperturas positivas en la ley. Esto es posible si se ejerce diariamente la democracia desde abajo, generando interacciones activas entre los ciudadanos desde el fortalecimiento de lazos comunitarios. La autonomía local debe preceder cualquier esfuerzo, es decir, la contribución de la sociedad en general y, de forma más específica, de las redes de medios comunitarios, debe complementarse con la participación en el ámbito político. A partir de consensos reflexivos y dialógicos, se podrían promover los medios alternativos a través de proyectos gubernamentales e institucionales en los que, no sólo se les brinde apoyo económico, sino además, la garantía de un constante acompañamiento y del mejoramiento del marco legal al cual deben acogerse.
El carácter alternativo o comunitario de un medio no es una excusa para que camine en la cuerda floja y alejado de toda contextualización o proyección estratégica. Los medios comunitarios necesitan, más que ningún otro proyecto que involucre a los medios, de una planeación consciente y transversal, resultado de la participación y autodeterminación comunitaria. Las dudas y las mismas contradicciones que se gestan en el seno de los medios de comunicación comunitarios deben servir para fundar un escenario sólido, capaz de soportar las más variadas discusiones sociales, académicas y epistemológicas sobre los rumbos que debe tomar la gestión comunitaria desde, y a través, de la comunicación para el cambio. Se necesita un nuevo perfil de las comunidades y de los medios así como el fortalecimiento de la comunicación en general.
El mundo no está en lo que se ve, sino en la propia mirada. Los desafíos de los medios comunitarios para el desarrollo local no pueden servir de pretexto a ninguna sociedad para perder su brújula, todo lo contrario, deben ser una oportunidad para encontrar nuevas profundidades, y como la utopía, deben servir para caminar.