Los padres franceses de Julie Cloye llegaron a Colombia en 1992 para adoptarla y convertirla en una ciudadana francesa. Le contaron desde pequeña que era colombiana: había nacido en Girardot en 1990. “Lo que sabía de este país se reducía a la mala imagen que tienen algunos extranjeros: violencia, pobreza, narcotráfico”. Por eso, sus padres franceses le prometieron que cumplidos los 18 años, la traerían para que conociera sus orígenes. “Me imaginaba un país muy pobre, razón por la cual tuvieron que adoptarme. Pero algo en mi corazón siempre estuvo atento a lo que pasaba en Colombia; me daba miedo pero sentía una atracción muy poderosa, y quería saber si todo aquello era cierto”.
Los padres franceses quedaron enamorados de Colombia, como ella, que desde el año pasado es profesora de Francés en el Centro de Idiomas de la Universidad de Ibagué, gracias a su amiga Piedad López. En el 2008 los padres adoptivos le cumplieron la promesa a Julie, y viajaron durante un mes por “este maravilloso país. Conocimos Bogotá, la zona cafetera, la costa atlántica de Colombia y ese rincón especial que es Cartagena de Indias. Los presentimientos de que algo especial me aguardaba en Colombia, pude hacerlos realidad al conocer la gente y disfrutar de su hospitalidad; saborear las frutas y emocionarme con los colores que tiene mi país”.
La sangre colombiana hace que Julie ame las costumbres del sur. Le gusta sentir la alegría de las personas, y el ambiente de amistad que la rodea ha sido especial durante su experiencia de vida en Ibagué. Cumplió su sueño de viajar por América del Sur: Argentina, Chile Bolivia, Perú y Colombia, pero regresará a Francia a mediados de julio, para continuar su trabajo en el área de la tecnología multimedia e internet. Recuerda con nostalgia los hermosos paisajes de su región francesa, “hoy estos se mezclan con los apasionantes colores de Colombia”.
Porque ahora Colombia es el país donde Julie Cloye disfruta de amigos que considera como una familia. “Me gusta Ibagué por sus días calurosos y sus noches frescas. Encontré en esta ciudad compañeros especiales que me hacen sentir muy colombiana”. Sus días transcurren entre las clases de francés que dicta en la Universidad y en el Centro de Innovación Educativa ÁVACO, donde expresa, encontró una pequeña familia, y entre las clases de salsa que son una terapia para “ser feliz”.
“Vivo agradecida con mis padres adoptivos, porque por ellos renací como francesa, pero siempre volveré a esta tierra donde nací, y donde seguiré buscando mis raíces”. No pierde la esperanza de encontrar a sus parientes a través del contacto con el Bienestar Familiar, pero sostiene que su estadía en Colombia, y especialmente en Ibagué, le ayudó a apaciguar su corazón. La amistad, la alegría y los recuerdos que se lleva de Colombia serán suficientes para seguir pensando que corrió con suerte, finalmente, en su vida: “Soy una feliz Colombo-francesa”.
1 comment
Luza
16 abril, 2013 a las 21:57 (UTC -5)
Querido Ávaco, me gustó la nota, pero Julie no se ve bien en la foto de arriba.
Julie, !!retour hereux!!
Saludos, Luz Ángela Castaño