A lo largo de la historia del hombre, se ha presentado la necesidad de idear maneras de desarrollar las capacidades intelectuales del ser humano. Desde la creación del primer Abaco, hacia el año 2700 A.C, ya se veía en la antigua Sumeria o China las herramientas eficientes para realizar las primeras sumas y restas, operaciones básicas pero necesarias a la hora de desarrollar intelecto.
La necesidad de adquirir conocimiento y de difundirlo se dio con más auge con el impulso tecnológico del Siglo XX, que trajo consigo la creación de instrumentos que facilitaron la recopilación y distribución de la información a nivel mundial; tal es el caso del ordenador moderno, denominado computadora, estructura capaz de recopilar y transferir datos.
Es así, como, desde siempre y hoy por hoy, las Tecnologías de la Información y la Comunicación se encuentran inmersas en todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo el aula de clase como centro de conocimiento. El uso de las TIC está en aumento: un claro ejemplo se presenta en el evidente aumento de nuestros estudiantes de poseen celulares inteligentes, tabletas, computadores portátiles. Y nosotros como docentes debemos estar a la vanguardia del desarrollo de las nuevas tecnologías como materiales provechosos para transferir nuestro conocimiento, sin llegar a restringir su uso, sino buscando la manera de aprovechar sus beneficios para el aprendizaje de ellos por medio de actividades que conduzcan a un aprendizaje colaborativo.
Como se menciona en el portal Altablero del Ministerio de Educación “un programa multimedial interactivo puede convertirse en una poderosa herramienta pedagógica y didáctica que aproveche nuestra capacidad multisensorial” (Mineducacion, n.d.) haciendo referencia a la posibilidad de incorporar en el aula la combinación de diferentes elementos como videos, imágenes, proyecciones, aplicaciones entre otras que permitan a que el estudiante adquiera con mayor facilidad la enseñanza impartida por el docente.
El uso de estos elementos se debe hacer de una manera tal que la clase no se convierta en una sesión de juegos a toda hora; como docentes no nos podemos olvidar de la responsabilidad que pesa sobre nuestras espaldas de formar a nuestros futuros profesionales.
El incorporar las TIC en el aula implica realizar un rediseño de la asignatura y también implica cambiar el chip en los docentes, en especial en aquellos docentes que se educaron y han educado con una pedagogía tradicional de clases magistrales, tal como lo menciono el anterior rector de la Universidad de Ibagué en la apertura del Cuarto Congreso Internacional “Pedagogía y TIC”: La educación superior en la era digital: Tendencias e innovaciones.
Enseñar consiste en dejar aprender y por ello es más complejo que transmitir información o conocimiento, como se entendía el enseñar a mediados del siglo pasado. Pero, ¿cómo reconocer lo que sabe cada estudiante sobre el tema que va a desarrollar el profesor en un curso? ¿Cómo sugerirle a cada estudiante un camino que le permita mejorar su propio proceso de aprendizaje? ¿Cómo evaluarlo cuando cada estudiante parte de sitios y momentos distintos para seguir caminos diferentes, y con estilos congnitivos particulares? Estos son algunos de los retos de este siglo. (Alfonso Reyes Alvarado, 2015)
Es así, como la enseñanza tradicional ha avanzado pasando de la clase magistral a una educación más participativa, donde los docentes con ayuda de las TIC promueven una participación más activa del estudiante.
Referencias
Alfonso Reyes Alvarado. (2015). Avaconews.unibague.edu.co. Obtenido de https://avaconews.unibague.edu.co/?p=12880
Mineducacion. (s.f.). Ministerio de educacion. Obtenido de https://www.mineducacion.gov.co/1621/article-87408.html