Por: Profesor Oswaldo López Santos.
La enseñanza de la electrónica de potencia ha sido un reto permanente a lo largo de la historia debido a las compleja relación interdisciplinaria que se necesita para para comprender los sistemas de conversión como base para integrar nuevos desarrollos, creatividad e innovación. Un profesional en ingeniería electrónica involucrado en la industria de la electrónica de potencia debe poseer como mínimo competencias en disciplinas como control, electrónica y programación así como conocimientos en termodinámica y diseño de circuitos a nivel técnico. Sin embargo, es la integración de esas competencias lo que permite emerger las competencias verdaderamente requeridas en estos profesionales. Dicha integración se logra con otras competencias menos específicas como la capacidad de relacionar modelos, gráficas ecuaciones y la capacidad de plantear las ideas como algoritmos, las cuales se desarrollan especialmente en escenarios de laboratorio con la ayuda de simuladores y prototipos.
Se conocen simuladores especializados aplicados tanto en la enseñanza con la actividad industrial en electrónica de potencia, tales como PSIM y SABER. Así mismo, plataformas de simulación avanzadas como MATLAB integran librerías especializadas que pueden trabajar en conjunto con las demás herramientas genéricas disponibles para cómputo y análisis matemático. Más interesante aun, PSIM y MATLAB pueden enlazarse para sacar provecho de las mejores características de ambos software. En medio de este mundo de posibilidades y herramientas TIC, la pregunta importante sigue siendo la misma: ¿Enseñamos a nuestros estudiantes a usar estos software como parte de su formación?¿La industria demanda que los ingenieros conozcan estos software y se desempeñen efectivamente usándolos?
Desde mi perspectiva como profesor y como ingeniero, lo importante no es conocer bien un software u otro, ni estar en la vanguardia de cual es el mejor software o conocer el foro en el cual se resuelven fácilmente las dudas respecto a ese software. Lo importante es tener la capacidad de distinguir cuál es el propósito del software en cada situación o contexto de aplicación y cómo debe usarse para facilitar la fluidez de las capacidades de un ingeniero en la solución de un problema. Tener la capacidad de distinguir cuando un simulador ayuda a «validar» un procedimiento o un diseño que se ha realizado metodológicamente, o cuando sirve para hacer un par de pruebas y con ello afianzar un concepto, esa capacidad es realmente importante. Más allá de eso, en la electrónica de potencia en particular, simular podría ser el equivalente a simular la experiencia en una montaña rusa, sin un prototipo real, ¡la sensación puede ser muy diferente!