La educación como ente transmisor de la cultura y de los bienes inmateriales de una sociedad, está sujeta a cambios vertiginosos propios de las dinámicas de los grupos humanos. Siendo congruente con este postulado que se evidencia en la práctica educativa, no se pueden desconocer los cambios generados por la llamadas TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación ), producidos en el panorama vital durante las últimas décadas. Cambios que se presentan en los ámbitos económico, social, político, científico y tecnológico, y que han servido como trampolín para la consolidación de la llamada “sociedad del conocimiento” que presenta un mundo sin muros que impidan procesos de comunicación fluidos; pero son las TICS el vehículo para que estos lazos interculturales se establezcan. La realidad educativa no puede ser ajena ante esta presencia tecnológica que la transforma y que cuestiona sus más íntimos propósitos, como dice Joan Majo ( 2003): “ Las nuevas tecnologías aparte de producir unos cambios en la escuela producen un cambio en el entorno y, como la escuela lo que pretende es preparar la gente para este entorno,si éste cambia, la actividad de la escuela tiene que cambiar”.
El fin del acto educativo no debe cambiar en función de las herramientas utilizadas en el mismo.
Pareciera evidente e irrefutable la necesidad de incluir las TIC en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, pero la discusión real no radica en la inclusión o no de estas, y eso está claro. El punto de análisis de esta situación es el trato y uso que se le da a las mismas en dicho proceso. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación no se deben convertir en meros instrumentos que reproducen una serie de contenidos, ni tampoco deben ser un fin en sí mismas dentro de la planeación curricular que marca el rumbo de la institución. La multifuncionalidad de estas tecnologías permiten generar instrumentos verdaderos de cognición, que propician interacciones y mediaciones con el conocimiento; no es sólo la posesión de un artefacto con ciertas características de vanguardia lo que asegura la inclusión de las TIC en la institución escolar, sino la comprensión del mismo en función de un aprendizaje, enmarcado dentro de una red que conecta con otros aprendizajes.
Antony Betancourt, docente Colegio San Bonifacio de Las Lanzas
