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El aula en la era digital. Por Pedro Virgilio Rivera.

Para entender la formación moderna es necesario entender el contexto en el que se encuentra. Desde la creación del computador, la informática ha dado pasos agigantados hasta haberse convertido en un simbionte con el humano. Las nuevas generaciones tienen tan dentro de sí el concepto de las TIC, que es necesario para el docente involucrarlas en el proceso de aprendizaje. Es muy común encontrar docentes que van uno o dos pasos por detrás del estudiante, en cuanto a manejo de dispositivos y los que nos creemos muy modernos, simplemente utilizamos la tecnología de forma estática (e-mails, etc…) pero no en el día a día dentro del aula. Es importante que como profesores empecemos a involucrar la tecnología de manera activa en el salón de clases, si es que queremos mantener una comunicación efectiva con los estudiantes de esta generación y las venideras.

Para poder hablar de la inserción de la TIC en el aula, debemos comenzar a hablar de los retos que se presentan a la hora de involucrar tecnologías en el salón de clase. El primer gran reto es compatibilizar la ayuda que presta la tecnología con el «no dejar que la tecnología haga todo el trabajo». Este primer reto ya es de por sí bastante complicado de afrontar. Como profesor de cálculo, me veo siempre en el deber de evitar que los alumnos accedan a la conocida página de Wolfram Alpha (la página oficial del software: «Mathematica», potente herramienta para resolver problemas de matemática simbólica) ya que, si bien es un apoyo invaluable a la hora de resolver problemas, las visitas a esta página son contraproducentes, toda vez que los estudiantes perciben que no es necesario resolver problemas para los que se consigue una solución en internet. El mismo problema se presenta cuando se envían trabajos para la casa. El estudiante de hoy percibe que puede copiar cuanta información consiga de internet, dado que «no hace falta volver a hacer algo que ya hizo otra persona»; además, tienden a incurrir en plagio o incluso en citar páginas cuyas referencias son algo dudosas.Por lo tanto, podemos resumir este primer reto en: trazar la línea que diferencia el apoyo en la tecnología de la dependencia de ella.

El segundo reto a afrontar depende directamente de la honestidad que tiene el estudiante frente a su proceso de aprendizaje. Lo planteo, debido a que la edad de los alumnos de ciencias básicas tiende a ser bastante baja y siguen plagados por los vicios del sistema de educación básica como media. Estos vicios traen como consecuencia la creencia errónea de que encontrar la respuesta adecuada trae consigo automáticamente aprendizaje; sin embargo, parecen no entender que copiar una respuesta no presenta ningún valor en sí mismo, por lo que fracasa su proceso de aprendizaje. Como segunda consecuencia, herramientas como  Socrative o el editor de actividades de los Tableros digitales pierden todo tipo de efectividad, por cuanto el estudiante se enfoca en dar respuestas correctas para ganar algún tipo de competencia imaginaria en lugar de razonar y seguir su propio hilo de pensamiento.

Como tercer reto es imperativo nombrar el sistema de negocio de buena parte de las herramientas digitales al alcance del docente. En particular, ese volcamiento de las empresas en pro del modelo Saas (Software como servicio por sus siglas en inglés) quienes, en lugar de vender licencias como se hacía en los 90, venden suscripciones a su software. Las consecuencias inmediatas no podrían ser más devastadoras. Como muestra de ello, podemos poner como ejemplo el caso de los tableros digitales, cuya licencia de software expiró una semana escasa luego de haber sido yo capacitado por ÁVACO en su uso a través de sus talleres, trayendo como consecuencia que el versátil tablero digital (en lugar de ser una herramienta de interacción con los estudiantes) se convierta en un tablero acrílico pequeño sin ningún tipo de ventaja sobre este último*.

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Como cuarto reto a mencionar en el presente artículo, debo hablar de la capacitación docente. Y aquí nos encontramos con un doble reto. De una parte, muchos docentes no ven clara la necesidad de una capacitación específica en la utilización de herramientas digitales, trayendo consigo que los docentes dictan las clases «a la antigua». De otra parte, nos encontramos con que a veces la misma institución carece de una mejor publicidad para animar al docente a su capacitación (si bien ha habilitado horarios para que dicha capacitación no interfiera con nuestra jornada laboral). Yo básicamente me topé con la oferta de ÁVACO gracias a dos egresados del Diplomado digital, y acudí a los talleres motu proprio luego de haber averiguado por mi cuenta.

Como quinto y último reto a mencionar, se encuentra todo el trabajo que tiene un docente para transformar sus clases en clases que usen la tecnología. ÁVACO pone a nuestra disposición un servicio de acompañamiento para el rediseño de las sesiones de clase que muchas veces no podemos aprovechar, debido a la intensidad horaria de las diversas actividades que ocupan el tiempo del profesor. El rediseño de una sola sesión de dos horas puede conllevar mucho más de esas mismas dos horas. Aún así, la experiencia una vez que se introducen estas herramientas puede ser muy buena. Yo mismo he experimentado con el creador de actividades del tablero obteniendo una buena acogida entre los estudiantes honestos (ver segundo reto).

*A dos meses y medio de este evento, seguimos utilizando una demo del software.

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